Una medida clave de la salud de una organización es la situación en la que se encuentra el TALENTO que hay en ella, ya que estaremos todos de acuerdo en que, aunque suene a tópico muy manido,

las personas constituyen el activo más importante de las empresas. Sin duda, son ellas las que, con su desempeño e implicación, van a posibilitar la buena consecución de resultados y las que van a ser claves en la implementación de cualquier estrategia de crecimiento y consolidación empresarial.
Tras casi 30 años de experiencia profesional conociendo y analizando empresas de todos los tamaños, sectores y nacionalidades, y teniendo en cuenta las últimas tendencias e investigaciones realizadas en torno a la gestión de personas, podemos llegar a la conclusión que las tres claves que determinan la salud de la Organización desde un punto de vista de las personas, se concretan en:

I. Confianza en los directivos: En un entorno, en el que las empresas potencian el “empowerment” de su gente, las estructuras ágiles y flexibles basadas en equipos de trabajo/proyectos también flexibles para dar respuesta al entorno cambiante y la toma de decisiones descentralizada hasta el nivel más bajo posible, es imprescindible que el desempeño esté basado en la confianza mutua no sólo entre los miembros del equipo, sino como más importante, con el directivo directo y el equipo de dirección de la Organización.

Por otro lado, mires el estudio que mires sobre las razones por las que la gente se va de las empresas, todos acaban concluyendo que la primera o segunda razón más importante por la que la gente deja las compañías es por la “falta de sintonía con” o “la no profesionalidad de su Jefe”, cumpliéndose el conocido dicho de que la gente se incorpora a las empresas por un proyecto y las acaba dejando por su jefe.

Una empresa saludable es aquella cuya dirección genera y mantiene la confianza de sus integrantes y ésta no es más que un reflejo del nivel de profesionalidad, equidad, congruencia y apertura mental y emocional de su equipo directivo.

II. Satisfacción en el trabajo: Esta se consigue a través de la adecuada gestión que se hace en la empresa de las variables que afectan al desempeño profesional de la gente y, hoy en día, se ha convertido en un factor higiénico que no moviliza a la persona a hacer algo más si está satisfecha en el trabajo, pero que genera una elevada insatisfacción y, en consecuencia, la fuga de talento si no está satisfecha.

De hecho, si volvemos a los diferentes estudios que analizan los motivos por los que la gente abandona las empresas, entre los primeros puestos, además del que ya he descrito en el apartado anterior, encontramos aspectos tales como:

  • Escasas o nulas oportunidades de desarrollo profesional
  • Retribución no acorde al puesto o a la contribución que se hace
  • Trabajo aburrido o rutinario, sin retos
  •  Falta de reconocimiento

Una empresa saludable es aquella que además de generar y mantener la confianza de sus integrantes respecto a la dirección de la misma que comentábamos en el apartado anterior, es aquella que gestiona adecuadamente aspectos tales como: los valores y principios que rigen el funcionamiento de la empresa, las características de los puestos de trabajo, la compensación, la comunicación/información y el desarrollo profesional, dado que todos ellos inciden, directa o indirectamente, en el desempeño profesional.

III. Compromiso personal del equipo humano: El compromiso es una medida del vínculo emocional que establece la persona con la organización en la que trabaja y, a diferencia de la satisfacción, el compromiso es lo que mueve a la gente a hacer algo más e implica iniciativa. Los empleados comprometidos tienen un motor individual que les ayuda a sacar lo mejor de ellos mismos, y, por lo tanto, constituye el verdadero diferencial a la hora de conseguir una elevada efectividad.

A pesar de ello, el otro día leía un artículo en el que se comentaba que la proporción de empleados comprometidos con su trabajo está alrededor del 30%, mientras que en el otro extremo casi un 20% de los trabajadores, no solo no se siente comprometido con su trabajo y empresa, sino que lo detesta.

Una empresa saludable es aquella en la que su equipo humano está comprometido personalmente y, en consecuencia:

  • Participa activa y voluntariamente en la consecución de buenos resultados.
  • Recomienda y habla bien de la organización a personas externas a la misma.
  • Se esfuerza de forma espontánea y voluntaria, yendo más allá de las exigencias de su trabajo formal.
  • Siente verdadero interés, entusiasmo y admiración por el trabajo y la Organización.
  • Quiere permanecer en la organización, aun teniendo posibilidades de acceso a otras organizaciones y puestos.

Aunque es evidente que en el nivel de compromiso de las personas de una empresa inciden tanto el nivel de confianza que éstas tienen en la dirección como su nivel de satisfacción con el trabajo, a nuestro entender existen aspectos personales vinculados a la actitud de la persona que llevan a que el nivel de compromiso sea mayor o menor, además de que es posible que los problemas que pudieran haber en los otros factores no hayan afectado todavía de un modo peligroso en el nivel de Compromiso que poseen. Por tal motivo, a la hora de saber si una empresa es saludable es necesario identificar también de un modo independiente el nivel de compromiso personal que tiene el equipo humano.

Así que lanzo la pregunta ¿En qué medida es saludable tu empresa?

La respuesta está en el análisis de estas tres claves. Identificar el índice de salud de la organización te ayudará a identificar los aspectos sobre los que hay que trabajar para que la empresa consolide su equipo humano y esté preparada para afrontar el futuro con las máximas garantías de éxito.

Si está interesado en conocer a fondo la salud de su empresa puede hacerlo a través de nuestra herramienta Índice SD

Índice SD